¿Qué pasa cuando casi no comemos legumbres?

¿Qué pasa cuando casi no comemos legumbres?

En muchos hogares, las legumbres (fríjol, lenteja, arveja, garbanzo, soya) aparecen solo “de vez en cuando” o se ven como comida aburrida. Sin embargo, cuando casi nunca las incluimos en el menú, estamos dejando por fuera un grupo de alimentos que podría ayudarnos a mejorar la calidad de la alimentación usando productos sencillos y accesibles.

Cuando el consumo de legumbres es muy bajo y el plato se llena casi siempre de harinas refinadas, fritos y productos ultraprocesados, es más fácil que:

  • Falte variedad en las fuentes de proteína del día.
  • Tengamos menos fibra, lo que se nota en la digestión y en la sensación de saciedad.
  • Dependamos más de embutidos y comidas rápidas, que suelen tener más sal y grasas poco saludables.

No es solo un tema “de adultos” o de personas con enfermedades: en la adolescencia, comer pocas legumbres significa perder una oportunidad de sumar un alimento que ayuda al cuerpo a funcionar mejor, sin necesidad de productos costosos o complicados.


🟡 Señales de que casi no comes legumbres

Puedes estar comiendo muy poca legumbre si te identificas con varias de estas situaciones:

  • En tu semana casi nunca aparece fríjol, lenteja, arveja o garbanzo.
  • Si hay legumbres en casa, suelen ser solo “sopa de vez en cuando” y nada más.
  • Casi toda tu proteína viene de embutidos, carnes procesadas o comidas rápidas.
  • No recuerdas cuándo fue la última vez que comiste un plato completo que tuviera legumbres como parte importante.

Si estas frases te suenan, no se trata de sentir culpa, sino de ver dónde puedes sumar una porción más de legumbres en tu semana.


🟢 ¿Por qué vale la pena cambiar esto en la adolescencia?

La adolescencia es una etapa en la que aún se están formando muchos hábitos. Si en estos años aprendes a ver las legumbres como algo “normal” en tu plato, ganas varias cosas a la vez:

  • Mejor calidad de la alimentación, porque añades un alimento rico en nutrientes y fibra.
  • Posibilidad de reducir un poco los ultraprocesados y embutidos, reemplazándolos por preparaciones más caseras.
  • Una opción más económica para que tu familia pueda comer mejor sin aumentar demasiado el gasto.

No se trata de que todos los días comas legumbres, pero sí de que dejen de ser un invitado raro en tu plato y pasen a ser un alimento que aparece regularmente en tu semana.